Durante la tarde del domingo 10 de abril, los sondeos de boca de urna empezaron a delinear un nuevo mapa político en el Perú.

A medida que pasó la tarde, este escenario fue tomando forma con los conteos rápidos y finalmente se ratificó con los primeros resultados oficiales brindados por la Oficina Nacional de Procesos Electorales del Perú (ONPE).

En este nuevo mapa político, Fuerza Popular, el partido que lidera Keiko Fujimori, se consolida como la primera fuerza, alcanzando casi un 40% de los votos válidos y –según los datos preliminares – casi la mitad de los curules en el congreso, unos 65 escaños. El segundo lugar lo ocupa hasta Pedro Pablo Kuczynski, líder de Peruanos por el Kambio (PPK); seguido por Verónica Mendoza, líder del Frente Amplio (FA). El cuarto lugar lo ocuparía el partido Alianza para el Progreso, que podría llegar a tener once curules a pesar de que su candidato presidencial, Cesar Acuña, fue excluido del proceso.

Tras los primeros flashes electorales, el expresidente y ahora candidato presidencial Alan García reconoció que su partido, el Partido Aprista Peruano (APRA), no está en su mejor momento y dejó entrever que dará un paso al costado. Según los recuentos oficiales la Alianza Popular, conformada por el APRA y el Partido Popular Cristiano (PPC), alcanzaría poco más de 6% de los resultados para Congreso, logrando con las justas superar la valla electoral (5%), que definiera el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) horas antes del día de la elección.

A través de las urnas los peruanos han enviado un mensaje muy fuerte a la clase política tradicional, la cual ha quedado relegada con muy poca presencia. Se anticipa una segunda vuelta electoral para el próximo 5 de junio, entre dos propuestas de centro derecha. Sin embargo, hay una voz muy fuerte y clara que se hizo escuchar y marcó el mapa al sur del país, donde los departamentos de Cuzco, Apurímac, Moquegua, Ayacuyo y Huancavelica, se caracterizan por tener poblaciones de la sierra muy vulnerables. En estos mismos territorios se concentran los proyectos minero-energéticos de mayor envergadura para el país, y es donde se ha dado en los últimos tiempos las protestas sociales de mayor conflictividad. No cabe duda que esta dinámica requerirá de la atención de los candidatos que pasen al balotaje.

El proceso conto con la participación de la gente, y lo que se observó en la tarde del domingo fueron fiestas democráticas donde los ciudadanos se agruparon a acompañar a sus candidatos. Así mismo, las reacciones de los candidatos que lideraron los resultados fueron calmadas, llamando a esperar los resultados oficiales. A pesar de haber sido una campaña electoral accidentada, con exclusiones y acusaciones, lo que se observó el 10 de abril fue un proceso en calma y tranquilidad.

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